Es licenciado en arquitectura con una maestría en urbanismo y diseño arquitectónico. Cursó estudios en Domus Academy, una de las mejores escuelas de diseño de posgrado del mundo, en Milán, Italia.
El joven hondureño desde hace más de un año reside en una de las zonas más desarrolladas de Europa. Habla tres idiomas; español, inglés e italiano.
Tegucigalpa. Posee una inteligencia privilegiada, misma que lo llevó a destacar desde sus primeros grados académicos. Un joven de corazón noble, respetuoso, obediente, un hijo que escucha consejo. Determinado para alcanzar sus metas y enfocado en la excelencia.
Es además responsable, puntual, observador, respetuoso del pensamiento de los demás, pero firme en sus convicciones, ocurrente y persistente. Cada una de estas características y un cúmulo de valores más, en especial de amor hacia su familia, posee Carlos Adrián Alberto Dohm, un joven hondureño, de 25 años, que con esfuerzo se abre paso en la capital mundial del diseño: Milán, Italia.
Por su alto desempeño ha logrado trabajar como paisajista y arquitecto en la metrópolis europea, y en fecha reciente con el equipo de Openfabric, la compañía donde trabaja ganó mediante concurso un proyecto para convertir un antiguo centro de refinería de aceite en un centro de arte tecnológico y residencial en Hangzhou, China, el cual fue ejecutado en conjunto con MVRDV, una prestigiosa empresa de Arquitectura y Urbanismo de Róterdam, Holanda del Sur.
En la actualidad frente a nuevas propuestas de empleo analiza tomar nuevos rumbos con la finalidad ampliar sus horizontes profesionales luego de haber recién egresado de su maestría en urbanismo y diseño arquitectónico, grado académico de posgrado que alcanzó mediante beca completa que le otorgó Domus Academy, una de las mejores escuelas de diseño de posgrado del mundo, en Milán, Italia, por su alto índice académico, el cual en la actualidad es de 109/110.
Posee también la licenciatura en arquitectura y domina tres idiomas; español, inglés e italiano. También “entiendo un poco de turco” y es el primero de su familia materna en alcanzar un título académico universitario fuera del país.
Vida fuera de Honduras
Al cumplir los 17 años salió de Honduras con fines académicos, pues se trasladó a Panamá para cursar la licenciatura en arquitectura, hace ocho años atrás, “cuando llegué a Panamá extrañaba mucho a mi familia, también extrañaba la comida y a mis amigos, luego a los 19 años empecé a trabajar y a vivir solo, tuve que aprender hasta cocinar”.
Luego al finalizar su licenciatura viajó aún más lejos de su hogar hondureño, tras aplicar y obtener la beca en una escuela de diseño internacional, pues le atrajo el aprendizaje sobre cómo funciona una ciudad, cómo funcionan las intervenciones de espacio público y el debido diseño de los espacios peatonales.
“Esta vez, ya todo fue más fácil, aunque tenía el reto de aprender el idioma italiano y debía adaptarme a una nueva cultura”.
El joven hondureño reside desde hace más de un año, en una de las zonas más desarrolladas de Europa, en Milán, ciudad considerada como capital económica e industrial de Italia, misma que le impresiona por “como se organiza, sus espacios públicos, su pulcritud, es una ciudad muy activa, siempre hay algo nuevo por hacer, es una ciudad de diseño, cada mes hay por lo menos 10 actividades relacionadas con el diseño, es una ciudad verdaderamente cautivadora”.
Y es en esta comunidad, donde se aprecia un equilibrio entre la historia y la modernidad, en donde desea establecerse, ya que considera que en este lugar donde se concentra una arquitectura diversa puede aportar parte de sus ideas y conocimiento.
“Anhelo trabajar en Milán, sacar adelante un estudio de arquitectura con mi mejor amigo, promover mi marca personal como un diseñador en general, sacar adelante un podcast que tengo y formar una familia aquí”, manifestó.
Entre sus planes también esta continuar con su formación académica, por ello aspira a sacar otra maestría y un doctorado.
Un triunfador en medio de las limitaciones
De acuerdo con Adrián, el triunfo y el éxito son subjetivos, “siento que hasta cierto nivel todos somos triunfadores, cada uno de nosotros tenemos batallas distintas y éxitos distintos, en mi caso siento que muchas cosas me han llevado a sentirme triunfador, primero, crecí en un hogar donde nunca me falto amor, pero limitaciones económicas tuvimos muchas”, sin embargo, se le enseño a que son importantes los sacrificios para un mejor mañana.
“Yo le debo todo este esfuerzo a mi madre, a mi abuela y a mi tía, crecí viendo todo lo que se puede hacer cuando se ama a alguien, crecí lleno de valores morales, de respeto y educación. Al ir creciendo empecé a ser consciente de todos los sacrificios familiares y de todo el deseo de mejorar. También otro factor importante es que mi familia siempre me apoyó en poder hacer lo que a mí me apasiona, nunca trataron de forzarme a hacer algo más que no fuese lo que yo soñaba hacer”, expresó el recién graduado como magíster.
También, dijo que otra de sus valiosas fórmulas es que se le inculcó a dar la mano sin mirar a quien, “eso ha sido fundamental para el éxito de mi vida, es algo que llena el alma y corazón, sumado a que Dios juega un papel fundamental, pues Dios traza el camino y es responsabilidad nuestra seguirlo. Yo soy católico salesiano, siento que las enseñanzas de las cuales habla San Juan Bosco van muy bien alineadas con la persona que aspiro a ser y siempre encontré refugio en él y en la familia que formé en mi iglesia”.
Primeros trazos de un arquitecto
A la edad de seis años Adrián comenzó a mostrar sus dotes en el trazo arquitectónico. Una sencilla instrucción de su madre, a manera de mantenerlo quieto, pues comenzaba a corretear por los pasillos de la iglesia Catedral de Tegucigalpa, mientras se oficiaba una misa en honor a un difunto, condujo al pequeño a dibujar de manera magistral la estructura interna del inmueble religioso.
Fue en una hoja de papel, que su mamá le dio a manera de entretenerlo y con la instrucción de que dibujara algo mientras ella escuchaba la celebración religiosa, en la que el pequeño fue trazando con gran interés los detalles de lo que apreciaba de aquella antigua y valiosa obra de la arquitectura antigua local.
Era realmente, según su progenitora, un dibujo con todas las dimensiones por lo que siempre consideró que su vocación estaría encaminada a la planificación, diseño y supervisión de obras de infraestructura.
Sin embargo, en esos años, entre sus sueños mantenía la idea de aprender el oficio de afeitar, cortar y arreglar la barba, el bigote y el pelo a los caballeros, luego pensaba que llegaría a manejar un bus ejecutivo, y así fueron cambiando sus deseos como saltar en paracaídas, ir al espacio y vivir en Italia, este último ya lo logró.
Maltrato en la escuela
Por sus alcances en conocimiento, en su niñez enfrentó episodios difíciles, pues en ocasiones se atrevió a corregir a algún docente por su dicción o algún concepto mal expresado, situación que llegaron a considerar como no apropiada, ganándose en vez de halagos y reconocimientos, que debieron estar presentes, insultos y agravios verbales.
Estos encuentros desafortunados entre alumno-docente llegaron a convertirse en ataques casi personales hasta de parte de las máximas autoridades de su centro de estudios de primaria, al grado que luego de completar el sexto grado fue trasladado a un colegio bilingüe de El Cajón, en Santa Cruz de Yojoa.
“Por ser hijo de una maestra, me miraban de menos, y el director normalmente tenía cosas en contra de mí, y desde pequeño él y su esposa me decían cosas muy fuertes, como que nunca iba a ser alguien en la vida, que tenía cara de que iba a ser homosexual y desempleado, muchas cosas más, inclusive un profesor en quinto grado me hacía bullying por haber padecido de “neumonía atípica”.
De esta etapa, lo agradable siempre fueron sus amigos de salón “crecí con mis compañeros y éramos una familia, eso hizo todo un poco más fácil”.
Recuerdos de su patria y sus amores
Adrián es el hijo mayor de Skarleth Johanna Dohm Bustillo y su papá es Adrián Alberto González Grossett. “Yo crecí sin un papá presente, pero con una mamá que me dio siempre una idea clara de cómo debía ser un papá, sin embargo, Dios me dio tres madres, mi abuela, mi tía y mi mamá¡, así que creo que fue lo mejor! Sin ellas no sería quien soy hoy en día, de eso no tengo duda”.
Con su abuela materna, Johanna Bustillo, es con quien precisamente logró atesorar bellos momentos mientras caminaban por el centro histórico de Tegucigalpa y detenían su paso solo para comprar pastelitos de piña cerca del edificio del Seguro Social del Barrio Abajo.
“Recuerdo subir las cuestas del Barrio La Leona en el bus y estar impresionado por cómo daban la vuelta entre las curvas de la zona, así como las tardes de juego con mi primo José Alberto Takeshita, con quien agarrábamos los ganchos de tender ropa para tirarlos por la terraza y ver quien lo tiraba más lejos, ja.ja.ja.ja.ja”.
De su madre guarda lo más hermoso, pues aseguró que ella es una mujer de corazón amable, dedicada, con valores morales muy fuertes, de mucha paciencia y capacidad admirable para enseñar, “aunque también tiene su carácter”.
Por su parte de su papá, dijo que es una persona de carácter fuerte, chistoso y que disfruta mucho de la gente.
“Yo soy el mayor de mis hermanos, de parte de mi madre tengo un hermano de 8 años, el cual veo como mi hijo y de parte de mi papá tengo tres hermanos; una de 21 años, uno de 19 años y una de 17 años.
Y así como él expresa su orgullo y amor por su mamá, ella se vuelve grandiosa al hablar sobre su primogénito y destacarlo como un joven de corazón noble, respetuoso, obediente, “que respeta mi palabra, y toma en cuenta todo lo que yo le digo, desde lo más pequeño a lo más grande, que se deja guiar, es un muchacho que tiene mucha confianza en mí, siempre me pide consejos”.
Aseguró que los triunfos de Adrián se deben a su perseverancia, insistencia, esas ganas de triunfar. “Es muy responsable, puntual, hasta en los rasgos de la letra y la ortografía es perfeccionista. Siempre lo he admirado porque es cariñoso y atento conmigo, protector de su hermano. Es un buen hijo, buen sobrino, buen nieto, buen primo, es un caballero, pero sobre todo es un hijo de Dios”.
Pasatiempos
“Me gusta leer, salir a caminar, dibujar y tomar fotografías”, dijo al describir sus pasatiempos, en los que además incluyó deportes como el fútbol, básquetbol, voleibol, tenis, kickball y atletismo.
De 50 a 60 libros son los que ha logrado leer a la fecha, “la temática que más me gusta es de estrategia, aunque también disfruto de novelas y del realismo mágico”.
También disfruta al ver películas, viajar y ahora hace podcast, ¡lo vengo comenzando! Solo tengo dos capítulos por ahora, esta semana no he podido publicar porque he estado ocupado, pero la idea es hacerlo semanal, tengo que organizarme mejor, los capítulos serán diversos, la idea es contar experiencias de vida, otro con amigos que tengo acá contando sus experiencias como estudiantes extranjeros y también una sección de arquitectura, ya que pues estoy rodeado de muchos arquitectos, por ahora los dos que he hecho están en inglés, pero haré también en español, está disponible en Spotify y se llama “Dohm[B] Talks”.
Es seguidor del Bayern Múnich, de Alemania, y según su mamá disfruta mucho al conversar con su prima Collette, y su primo Carlos Enrique, quien también estudiará arquitectura a ejemplo de Adrián.
Le fascinan las baleadas y el pozol y “si no desayuna se pone de mal humor, por eso siempre antes de almorzar primero tiene que desayunar, que por lo general es lo mismo: cereal con leche, huevo picado, bacón, jugo de naranja, tostadas de pan, frijoles y queso”, confió la mujer que lo cargo en el vientre durante nueve meses, quien además reveló que le gustan los animales.
Honduras Trascendental se llena de orgullo al tener el privilegio de conocer historias de vida como la de Adrián. ¡Felicidades para él y su madre!
Gracias Honduras Trascendental por este reconocimiento, solo puedo decir Ebenezer, hasta aquí nos ha ayudado el señor, declarando sobre mi hijo, Deuteronomio 28:2
Y todas estas bendiciones vendrán sobre ti, y te alcanzarán , si obedeces al señor tu Dios.