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Foto del escritorHonduras Trascendental

Ney Fernández: protagonista de un distintivo y vibrante sello cultural, el cual catapulta en sus obras bajo la técnica del aerosol

En su natal Ajuterique, y en la ciudad de Comayagua, es donde su arte ha conquistado diversos espacios públicos, pero sus habilidades le han llevado por los 18 departamentos del país dejando como legado unas 500 impresionantes obras.

 

También ha mostrado sus capacidades en República Dominicana y Guatemala, donde ha participado como muralista. En la ciudad de La Paz mantiene su galería, donde también muestra sus obras al público de manera permanente.

Tegucigalpa. Con inigualable precisión, conocimiento de la perspectiva, el espacio y el uso del color, por sus estudios en la arquitectura, Jaime Roney Fernández Medina crea maravillosas obras de arte.


La flora y la fauna, y las tradiciones y manifestaciones culturales, principalmente las cargadas de misticismo, son las que le llaman más la atención para plasmar en sus propuestas artísticas.

 

Con esta propuesta ha logrado crear piezas para su galería personal, la cual se encuentra abierta al público en la ciudad de La Paz, así como los bellos murales públicos que ha elaborado en su natal Ajuterique o en la ciudad de Comayagua, mismos que cautivan a nacionales y extranjeros.

 

En su transitar artístico ha logrado elaborar cerca de 500 pinturas, la mayoría a gran escala, pues son marcadas a base del aerosol. También ha logrado mostrar sus capacidades en República Dominicana y Guatemala.

 

Sus apuestas en el mundo del arte van desde lo sencillo a lo más complejo; plasmado en vibrantes murales, retratos en lienzo, o incluso personalizando objetos cotidianos. Y es que no se queda en un solo estilo, pues según Ney, la pintura en aerosol genera un lenguaje visual único.

 

Proyectos importantes

En el paseo Alameda, de Comayagua, permanece uno de sus majestuosos cuadros, en una dimensión de 580 metros cuadrados, aquí cobra vida la historia sobre los primeros habitantes del valle de Comayagua, luego el periodo de conquista y descubrimiento, el periodo republicano y la época moderna. Con un agregado de la flora y fauna de esta región central.

 

“Esta obra se llama Carta Comayagüense para el Mundo y es una de las piezas más importantes para mí, ya que fue el primer proyecto de gran formato que me confiaron como artista”, explicó.

 

Así mismo, reveló que su última obra ha sido el rostro de Frida Kahlo, formado con mariposas monarcas, es una pieza realista y en descomposición. “Los colores que tiene son vibrantes, es decir que tiene esa esencia latinoamericana”.

 

Confió además que contempla pintar a otros artistas importantes del mundo y de Honduras, bajo esta misma técnica.

 

En fecha próxima, expondrá en la Casa de la Cultura de Comayagua una muestra de máscaras.

 

Emprendedor

Sus inicios como artista comercial se remontan a uno de sus emprendimientos el cual denominó Sabash, el cual consistió en la venta de camisas pintadas a mano, “eran personalizadas y las vendía primero en Ajuterique, Lejamaní y Comayagua y gracias a las redes sociales hacia envíos a todo el país, y así estuve mucho tiempo. Pintando prendas de vestir y luego llegó el proyecto de murales”.

 

A partir de ese momento adoptó como distintivo la firma Ney Fernández, marcando así “los cuadros qué han sido como el último giro que le he dado a mi propuesta artística, y no sabemos el día de mañana, pero si quiero seguir haciendo arte, creando arte muy propositivo y sobre todo que me permitan hablar sobre Honduras”.

 

Lo cierto es que su amada tierra, cinco estrellas, es su principal temática a resaltar “en mis trabajos me gusta hablar de Honduras, de la identidad nacional, del misticismo, la magia del país”.

 

Colección inigualable

Una de sus impresionantes colecciones ha sido la de arte religioso, compuesta por 15 piezas, inspiradas en el Arte y la fe del Valle de Comayagua.

 

“La más difícil de pintar la imagen de la Virgen de Los Dolores, de la ciudad de La Paz, porque como pinto con aerosol y lograr hacer estos trazos son más difíciles, mostrar la sencillez, la parte de dolor que muestra la imagen, fue muy difícil y creo que también hacerlo con aerosol eleva aún más”, expresó el destacado hondureño.

 

Sus cuadros por lo general son en formato de gran tamaño, “mi cuadro más pequeño es 90 por 90 centímetros. También he hecho otros más pequeños; de 1 metro con 40 centímetros por 1 metro 40 centímetros y de 1 un metro con 80 centímetros por 1 metro con 40 centímetros”.

 

Explicó que cuando realizó esta colección logró una pieza que le gustó mucho y fue la favorita del público, que era el movimiento de la iglesia en un desierto, “eran personas vistas desde una toma aérea, en donde las imágenes formaban una cruz, muchos eran parte de la cruz representando la iglesia de Cristo”.

 

“Una de las próximas piezas que me gustaría hacer es cuando se abrieron las aguas, (cuando Moisés abrió el mar rojo, según narra la biblia en el famoso pasaje Éxodo 14:21), y los que comenzaron a creer iban pasando y me gustaría crear una pieza que hable de este tema y con esta misma técnica”, anunció.

 

Legado en arte y deportes

De acuerdo con Ney, el artista que más ha admirado ha sido Guillermo Anderson (Q.D.D.G), por lo que gran parte de sus trabajos tienen un toque de las melodías del fallecido cantante, pues “siento que el hacía poesía en su música. Para mí y gracias a él he sentido una conexión más profunda con la identidad nacional y nuestros pueblos”.

 

Su entrega y amor por el arte también le han llevado a crear el Colectivo Cadejo, por medio del cual les brinda a los jóvenes una oportunidad laboral con la elaboración de pinturas.

 

Otra de sus pasiones son los deportes extremos, y en la actualidad el sóftbol, también ocupa una parte importante de su tiempo libre, “algunos martes y jueves por la tarde practico sóftbol, un proyecto que tengo en la ciudad La Paz, con niños del barrio, enseñándoles un nuevo deporte y haciendo que este deporte crezca”.

 

Talento que cultivó desde niño

El arte ha sido desde niño su principal atractivo, por lo que no había invitación escolar artística en la que no participara, “siempre participaba en las obras teatrales, en la banda, en el cuadro de danza”. Y de su amor por el arte del pincel hablaban hasta las portadas de sus tareas y caratulas de sus cuadernos.

 

El deporte también estuvo presente en su vida infantil, logrando con el Taekwondo participar en eventos dentro y fuera del territorio nacional.

 

“Por temas de lesiones no pude realizarme más, pero si llegué a participar en eventos importantes representando a Honduras y fue bonito”, mencionó.

 

Herencia cultural

Un domingo 26 de noviembre de 1995 llegó al mundo Jaime Roney, siendo el primogénito del hogar de Alma Nely Medina, de profesión secretaria y Elmer Danery Fernández, maestro, pero que prefirió las labores agrícolas como medio de sustento para su familia.

 

Su nacimiento fue registrado en el Hospital Roberto Suazo Córdoba, de La Paz, ya que era el sanatorio más cercano para su familia en ese momento.  

 

Sin embargo, creció junto a su hermana Angela María Fernández, y su hermano menor Elmer Rubén Fernández, entre los municipios de Ajuterique y Lejamaní, debido a que su papá es originario de Ajuterique, y su mamá de Lejamaní, que son pueblos vecinos.

 

También pudo disfrutar del ambiente y cultura de Comayagua y La Paz por razones de estudio, es de esta manera que entre sus memorias infantiles y de adolescente mantiene presente la magia de las tradiciones y del misticismo que tiene el centro del país.

 

De sus años infantiles recuerda las celebraciones religiosas católicas, a las cuales acudía de la mano de sus abuelitas materna y paterna, por ejemplo, en Lejamaní, disfrutaba del Baile del Gigante, “que siempre me llamó me pareció demasiado hermoso, los trajes me llamaban la atención y siempre tenía muchas preguntas que luego al crecer las fui comprendiendo. En Ajuterique de la obra teatral de Los Reyes Magos, el 6 de enero de cada año, celebrando a la Virgen de Reyes, creo que fue una infancia muy mística y bonita”.

 

Además, describió a Ajuterique como uno de los pueblos más alegre del país, ya que explicó que en esta localidad se celebran tres ferias, “imagínese crecer con todo ese ambiente de tradiciones”.

 

En este mismo pueblo, de calles empedradas, Ney ha plasmado su propia propuesta artística convirtiéndolo en un museo al aire libre, pues ha anhelado posicionarlo como uno de los municipios con mayor arte público del país, y Latinoamérica.

 

Sumado a las experiencias culturales, también mantuvo responsabilidades propias de un niño del área rural como desplazarse hacia las parcelas de cultivo para llevar la comida de su padre, así como ayudar en los tiempos de corte de cebolla, tomates y ya más grande en los cultivos orientales.

 

Un día de su vida

Unas horas de ejercicio muy temprano son como la rutina más frecuente en el día a día de Ney, y luego de 8:00 de la mañana a 4:00 de la tarde da rienda suelta a su creatividad, compromiso, y esfuerzo por mantenerse a la vanguardia como artista.

 

Cada obra demanda de tiempos diversos, pues dependerá del lienzo y el tamaño, “para mí entre más grandes más rápidos los hago, por ejemplo, hay un Cristo Nazareno que se hizo en un día y medio, pero hay un Cristo Nazareno, en blanco y negro, que es 90 por 90 centímetros que me tardé dos días y medio”.

 

De acuerdo con el talentoso pintor en su caso al reducir los tamaños de sus cuadros se alarga el tiempo de elaboración, esto porque hay que esperar que el spray se seque, aunque se considera un artista muy rápido.

 

Expresiones

 

Ney Fernández

Artista nacional

“El arte es magia, con una pieza la gente se detiene, y reflexiona, por ello, el arte se vuelve magia”.

 

“Lo que a mí me mueve es el arte, porque sé que el arte le da color al mundo”.

 

“Yo inicié con óleo y luego fui desarrollando otras habilidades, con un equipo, el plan es comernos el mundo”.

 

“Las Guacamayas han sido de las piezas más vendidas, gracias a Dios se van muy rápido en relación a otras”.

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